Esta obra nos retrata el Madrid de posguerra, a través de
una sucesión de secuencias, en las que vemos a más de 200 personajes pasar por
el café de doña Rosa o relacionarse con
Martín Marco. Mediante un narrador objetivo, en tercera persona, que a veces
opina y se dirige a los lectores ( “Dios nos pille confesados”), van
apareciendo los diferentes personajes con sus miserias, sus privaciones, falta
de ideales o miedos. La acción se
desarrolla durante dos días, estructurada en seis capítulos y un final,
sin orden cronológico, con predominio del diálogo sobre la narración, un
diálogo que reproduce el habla coloquial madrileña, caracterizando a los
personajes e informándonos de su vida.
Los dos personajes básicos son doña Rosa y Martín,
diferentes en ideales y posición económica. Mientras la primera lleva un
negocio lucrativo y ejerce su tiranía sobre los camareros y clientes, el
segundo es un pobre intelectual que vive de la generosidad de su hermana, amigos
y conocidos. Estos dos personajes son claves pues conectan a todos los demás,
presentando la ciudad como un organismo vivo, protagonista real de la novela.
Aunque todos se mueven por interés, con la intención de
sobrevivir o mejorar sus condiciones de vida, Cela nos los presenta con afecto,
haciendo que comprendamos sus motivaciones por la influencia de la guerra civil
y la posguerra.
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